El doncel de don Enrique el doliente, Tomo III (de 4)

El doncel de don Enrique el doliente, Tomo III (de 4) - Historia caballeresca del siglo quince

Con feroz espresion de alegra lleg Abenzarsal noticiar al conde de Cangas y Tineo el funesto resultado de su bien combinada intriga: gran parte habia tenido en ella la casualidad; pero ni crey oportuno declarrselo asi al conde, ni acaso lo creera l mismo. Regocijse mucho don Enrique de Villena al[p. 2] principio de su narracion, pero fue oscureciendo su rostro una nube de descontento cuando llegando al desenlace de la escena referida en nuestro anterior captulo, calcul que la hora en que l estaba escuchando tranquilamente de boca del empedernido viejo la horrible maquinacion, sta podria estar costndole la vida uno de los dos combatientes, pues no era dificil inferir que pelear y no otra cosa habian salido en aquella forma y aquellas horas del alczar el amoscado hidalgo y el impetuoso caballero. Parecile de veras mal que pasase la burla tan adelante. Cuando habia admitido para este asunto los ausilios del astrlogo judiciario, se habia lisonjeado de que este conseguiria colocar las cosas en cierto punto del cual no pasasen, y que bastase sin embargo para poner fuera de combate sus enemigos; lo que es mas probable, no se habia tomado el trabajo de reflexionar suficientemente que las pasiones no se manejan con la mano, y que el tino ha de estar en ver cmo se ha de soltar el leon de la jaula, porque una vez suelto ni hay retroceder, ni hay calcular dnde y cmo habr de parar el estrago. Como todos los hombres dbiles y faltos de energa, habia[p. 3] procurado ahogar en un principio los latidos de su conciencia, si se nos permite esta atrevida metfora. En valde trat el viejo redomado de tranquilizar su espritu y embotar sus remordimientos, presentndole el caso menos arriesgado de lo que era y debia ser realmente; en valde le cit mil ejemplos de desafios empezados y no concluidos, y enumer infinidad de ellos terminados al llegar al campo por miedo de uno de los dos adversarios, por cualquiera estraa casualidad sobrevenida; llevados cabo, en fin, costa solo de algunas heridas de poca importancia y gravedad. Para haber cedido la insinuante persuasion del fsico, era preciso no haber conocido el pundonoroso espritu del hidalgo, y haber ignorado completamente la fibra irritable y la arrojada decision del doncel. Luchaba el conde con mortales angustias entre el deseo de ver perdido al doncel y el temor de que quedase envuelto en su ruina su fiel escudero, cuyos leales servicios, y cuya probidad, solo cario y respeto le podian merecer. Si hubiera sido posible que por una causa agena enteramente de l hubiera desaparecido Macas y callado para siempre la importuna honradez del hidalgo, hu[p. 4]birase alegrado tal vez; pero la idea de que iba recaer sobre su cabeza la sangre de un semejante suyo, no era bastante malvado para arrostrarla. Estado infeliz del hombre que ni puede llamarse bueno ni malo completamente, en cuyo corazon domina todavia el conocimiento, de lo primero, sin el suficiente vigor para desechar lo segundo! El tiempo entre tanto corria y era forzoso decidirse presto.Abenzarsal, dijo por fin Villena con la violencia que se hace el enfermo para pasar de un trago la amarga medicina, que ha de deber mal su grado su salud, Abenzarsal, me habeis perdido. Nada habeis hecho por mi, si muere alguno. Corramos evitar una catstrofe. Ay de nosotros si llegamos tarde! No os mand yo tanto. ......Buy Now (To Read More)

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Ebook Number: 53589
Author: Larra, Mariano José de
Release Date: Nov 25, 2016
Format: eBook
Language: Spanish